Cuando el auto de Isabella Rossa se rompe, Ralph ofrece ayuda, pero ella tiene su propia manera de agradecer. En cuanto él arregla el motor, ella baja su parte superior, presionando sus grandes y suaves tetas en su cara. Pronto está de rodillas, chupando su polla profundamente antes de deslizarse sobre ella, gimiendo mientras lo monta duro. Sus tetas rebotan salvajemente mientras él le agarra el culo, follándola hasta que no puede contenerse. Ella lo acaricia rápido y toma un facial grueso y cremoso que la deja goteando y sonriendo al sol.
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