“Me tiemblan las piernas solo de sentir un dedo hundiéndose en mi ombligo… y todavía no han terminado conmigo.” Mitsuki se queda allí, riendo nerviosa. Rei, con barbijo, se acerca. A su lado, un hombre ajusta los guantes. Hoy van a abrirle el ombligo. Le levantan la remera. Un dedo entra. Luego otro. Le muestran un hisopo con mugre. La inmovilizan en la camilla. Ya no puede escapar. Un puntero metálico se hunde en su ombligo. Un microscopio revela pliegues rosados y húmedos. Ventosas se pegan a su vientre, castigando y provocando. Se muerde el labio. La observan. No puede esconder el dolor… ni el placer. Entonces llega el líquido blanco. Espeso. Frío. Invasivo. Se derrama dentro. Rei se inclina. Lo chupa todo. Lamiéndola hasta dejarla jadeando. El líquido seguía llegando. El puntero seguía entrando. Y Rei no paraba. Mitsuki no se movió. Hace pensar… ¿hasta dónde puede llegar un ombligo, cuando nadie dice basta? (221011_03)
ESTE SITIO WEB CONTIENE MATERIAL SEXUALMENTE EXPLÍCITO (incluyendo material pornográfico).
Debes tener al menos dieciocho (18) años para utilizar este sitio web, a menos que la mayoría de edad de
tu jurisdicción sea superior a dieciocho (18) años, en cuyo caso deberás tener al menos la mayoría de
edad según tu jurisdicción. El uso de este sitio web no está permitido donde esté prohibido por ley. Este
sitio web también requiere el uso de cookies. Puedes encontrar más información sobre nuestras cookies en
nuestra Política de privacidad y Política de cookies.
AL ENTRAR EN ESTE SITIO WEB Y
UTILIZARLO ACEPTAS NUESTRAPOLÍTICA DE PRIVACIDAD Y
EL USO DE COOKIES.